Al hilo del post anterior en el que se habla de una enfermedad que afecta a las células sanguíneas, se me ocurre compartir con vosotros otra enfermedad, la anemia hemolítica autoinmune, la cual vivo de cerca.
Hace más o menos 8 años que a mi abuela se la diagnosticaron, no fueron momentos fáciles, pues se estaba recuperando de una embolia pulmonar cuando en uno de los análisis rutinarios en el hospital detectaron anemia, entonces le pusieron tratamiento para que lo continuara en su casa: hierro, y le dieron el alta. Ella había quedado débil después de la embolia y parecía que le iba a costar volver a la normalidad, los días pasaban y ella no era la de siempre e incluso se la veía más débil.
Un día por la mañana,la ambulancia tuvo que venir a buscarla, apenas podía articular palabra de lo dormida que estaba, no tenía fuerzas para nada. Sin saberlo nadie, en esos días que estuvo en casa, los anticuerpos que su organismo había creado, detectaban a sus glóbulos rojos como extraños y los destruían, y es en eso en lo que verdaderamente consiste su anemia.
Los síntomas propios de esta enfermedad habían pasado desapercibidos para nosotros(creyendo que eran debidos a su embolia) fatiga, dificultad respiratoria y además nadie percibía que su orina era turbia y de color teja, pues por su orina eliminaba los glóbulos rojos destruidos.
Los anticuerpos pueden ser causados como complicaciones de otra enfermedad, reacciones a ciertos medicamentos o infecciones, transfusiones de sangre previas o incluso en el embarazo si la sangre del bebé no es la misma que la madre, aunque también es posible que no haya causa aparente(anemia hemolítica autoinmune idiopática).
En este caso, nunca se hizo referencia a la causa, pues lo verdaderamente importante fue dar con un tratamiento efectivo.
Después de varias transfusiones y de más o menos dos meses de ingreso hospitalario, fue dada de alta con su tratamiento de prednisona, un medicamento esteroideo que normalmente es el primero que se administra, eso sí, encontrar la dosis adecuada es un proceso difícil, pues su vida depende de esa pastilla.
En ocasiones, la reducción de la dosis le produjo ingresos hospitalarios y otras veces pequeñas infecciones provocaban que el proceso de destrucción de glóbulos rojos fuera más rápido.
En la actualidad, sigue su tratamiento con prednisona acompañado de un tratamiento inmunodepresor, que consiste en la administración de inmunoglobulinas en el hospital de día cada tres semanas.
Bueno, espero que se os haya echo ameno el conocer esta enfermedad. Un saludo.