jueves, 12 de enero de 2012

APLASIA MEDULAR

Una amiga me contaba el otro día que tenía un caso cercano de aplasia medular. Su tía había hecho un viaje a las islas Maldivas recientemente y regresó muy debilitada. Fue entonces cuando le diagnosticaron, con 56 años de edad, la enfermedad.

Como explica Verónica en la entrada anterior más detenidamente, las células sanguíneas se diferencian a partir de células madre residentes en la médula ósea roja. Esta enfermedad consiste en la desaparición de estas células madre progenitoras. Esto trae consigo la deficiencia de glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas, afectando a cada uno de ellos con distinta intensidad.

Aunque no es el caso, cuando la enfermedad es congénita se denomina anemia de Fanconi. A su tía no supieron decirle cual fue la causa de la enfermedad y eso es lo que ocurre en la mayoría de los casos. Sin embargo, el contacto con agentes químicos, radiaciones ionizantes o haber padecido determinadas enfermedades víricas (como las hepatitis) pueden ser desencadenantes.

El hecho de que le diagnosticaran la enfermedad a la vuelta de sus vacaciones no fue una casualidad. Aunque no hay ninguna vacuna obligatoria, el Ministerio de Sanidad y Política Social recomienda vacunarse contra la fiebre tifoidea, la hepatitis A, la hepatitis B y contra el tétanos-difteria si viajas a las islas Maldivas. El virus inactivo estimula la producción de anticuerpos para combatir dichas enfermedades. Este ataque a sus defensas y el hecho de que fuesen virus íntimamente relacionados con la aplasia medular, según sus médicos, permitió diagnosticar la enfermedad ya latente.

Para combatir la enfermedad se somete al paciente a diferentes tratamientos según la gravedad con la que se manifieste: transfusiones de glóbulos rojos y/o plaquetas, la administración de antibióticos, de globulina antitimocítica o ciclosporina A, entre otros. Si no son eficientes y el enfermo tiene un donante compatible, se realiza el trasplante de médula ósea.

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